Guiñar un ojo a alguien no es
malo. Es un acto socialmente aceptado. Un gesto que hacen los tíos a los
sobrinos cuando les dan un regalo de reyes aun cuando conocen la verdad del
asunto, lo hacen las abuelas cuando nos traen dulces de la cocina a escondidas…
Guiñar. Cluc. Y a otra cosa. ¿Pero qué pasa si le compro a un niño un muñeco
que guiña un ojo?, ¿y si se lo compro a una niña?, ¿y si es una muñeca?, ¿y si
le compro a un niño una muñeca que guiña el ojo? Aquella imagen que les ha
venido a la cabeza cuando les he mencionado a un tío (su tío) o a una abuela
(su abuela) inmediatamente se ha convertido en una cascada de ideas peyorativas
sobre la infancia, el machismo, la identidad de género… incluso puede que la
prostitución, lo valores… ¿me equivoco?
El mundo ahora está un poco así.
Cuando hablo del mundo hablo de la política en nuestro país, claro. El mundo
está un poco así porque todos tenemos una opinión de todo al respecto. Ya nadie
respeta ninguna figura de autoridad, y cuando digo de autoridad no quiero decir
autoritaria, en casi ningún ámbito: ni jueces, ni fiscales, ni policías (esos
los que menos), ni profesores, ni políticos… quizá se salva alguna autoridad
médica u poco más. El caso es que aquí todos nos hemos convertido un poco en
“todólogos” y corremos a opinar de cualquier cosa antes de tiempo. Esto, que no
es nuevo, ya lo decía Auguste Comte, un filósofo o sociólogo o como lo quieran
ustedes llamar, de hace un cholón de años, del estado metafísico de la sociedad
(entre el estado teológico del pasado y el positivo o científico del futuro).
No voy a agobiarles con datos de biblioteca, pero es cierto que Comte advirtió
que en cuanto empezáramos a buscar respuestas más allá de la teología, una de
las características de la sociedad sería el exceso de opinión, y que la
democratización de algunos campos podría llevarnos al exceso de opiniones y a
lo absurdo de tener que escuchar a según quien. Nada textual, lo digo como
suena, ya me conocen.
¿Qué quería decir Comte? Yo creo
que se refería exactamente a algo parecido a lo que estamos viviendo ahora en
España. Verán, algunos amigos míos, cuando conversamos, me acusan de ser un
buenazo e intentar “excusar” algunas acciones de algunas personas que actúan
objetivamente mal. El otro día tuve que molestarme en decir que, lejos de esto,
lo que intento —a veces en voz alta— es razonar qué causas nos han puesto
exactamente en el punto en el que estamos: ¿por qué una persona toma una opción
equivocada?, ¿por qué un mismo padre educa a dos hijos a la vez y uno sale
delincuente y otro trabajador…?, y en esa búsqueda a veces me hago preguntas
que quizá puedan parecer preguntas que están enfocadas a exculpar la
responsabilidad de alguien, pero les aseguro que no es así. Creo en las
responsabilidades personales, es la única manera de vivir en sociedad. Lo
dicho, ¿qué es lo que pasa en España? Pues en España pasa que todo el mundo
quiere opinar, que nos hemos tomado esto de la política como si fueran equipos
de fútbol y que a veces nos cuesta hacernos preguntas porque como ya están los
políticos para decirnos lo que debemos opinar de una cosa o de otra, pues ya
está, ¿verdad?
Miren, no. Es evidente que los
políticos, en el fondo, son políticos. No son malos, ni mala gente… yo vivo
convencido de que el político que más en la antípodas esté de mi opinión actúa
pensando que está haciendo lo mejor para la sociedad (y para él). Estoy seguro
de eso. A veces con Abascal me cuesta, ¿eh?, no crean, pero estoy seguro de que
es así. Entonces, ¿qué pasa con las negociaciones entre el Govern de la
Generalitat y el Gobierno de España? Pues pasa lo que se espera que pase. Que
son políticos y que son partidistas y que creen que están haciendo lo mejor
para sus ciudadanos, ¡pero! (este pero es importante), afianzando la marca de
su partido en un tema concreto para no perder votos (para poder seguir haciendo
sus políticas y que vivamos mejor). Así funcionan sus cabezas. No hay más.
“Para mantenerme aquí, puedo llegar hasta allí en mis concesiones porque si no
los que me han puesto aquí me sacarán de aquí y no podré hacer eso tan
importante que quiero hacer para mejorar aquello que quiero mejorar”, fácil,
¿no? Dicho esto, ¿alguien pensaba que las negociaciones por la ley de
presupuestos y los presos políticos fuera a salir adelante? ¡Para qué marean la
perdiz! Claro que no iba a ir a ningún lado. Los dos gobiernos están
flanqueados por ambos bandos en ambas direcciones, están a la acecho de
cualquier gesto “real” que puedan hacer para desencajar la situación y
tirárseles al cuello.
He leído por ahí unas
declaraciones de un político de primer nivel que decían que Pedro Sánchez es
“un traidor”, que “debe ir a la cárcel” por aceptar una figura intermediaria en
una negociación encallada que no tiene otra salida. ¡Un traidor”, ¡a la
cárcel!, por proponer un diálogo… un diálogo que es la única forma no violenta
de no llevarnos a una guerra civil. Estoy escribiendo con todos los sentidos en
lo que estoy diciendo: “un diálogo que nos salve de otra guerra civil”. ¿Qué
pretenden los partidos que se manifiestan contra Sánchez por aceptar algún
acercamiento con el gobierno catalán? ¡Qué piden! ¿Qué están pidiendo? ¿Qué NOS
están pidiendo que hagamos con dos millones y medio de personas que van a
seguir votando en la misma dirección y en el mismo sentido que lo están
haciendo porque creen que es exactamente igual de bueno que lo que piensan los
otros que es? ¿más cárcel, más exilio…?, ¿más fuerza institucional o física? ¿Y
lo otros?, ¿qué esperan..? Por mucha razón democrática que tengan, un estado
(más el estado español) va a poner en marcha toda la maquinaria para no
partirse. Sin más: TO-DA. ¿Creen que de esa negociación van a conseguir un
referéndum?, voy más allá, ¿los que los ponemos ahí vamos a creer que lo que
van a sacar de ahí va a ser un referéndum que acabe de una vez por todas con
esta encrucijada? No. Yo tengo la inteligencia justa para pasar el día, estoy
más o menos al día en actualidad política y les digo que ahí no va a ceder
nadie ni lo uno ni lo otro.
¿Y entonces?, ¿quién no saca de
aquí? Pues de aquí sólo nos puede sacar una opción política de izquierdas
moderada. Una izquierda de consenso que no dé lo que quieren unos y saque
rédito del “a por ellos”. Una izquierda que no cero que lleve las siglas del
PSOE ni vaya montada en el dragón alado alado de PODEMOS, peo una opción de
izquierda moderada.
Me pasa también que advierto que
las oligarquías catalanas se han quedado sin representación en los parlamentos.
Los que sí, sin duda, anteponen sus ganancias a toda esa mierda de la patria y
“la terra” no están ni en el Parlament ni en el Congreso de los Diputados. Y
tienen que estar porque nos guste o no —recuerden que no excuso, sólo digo lo
que veo e intento explicármelo— vivimos en un sistema capitalista en el que el
dinero sirve y servirá para moderar el temperamento de las política
territoriales, etnicistas, nacionalistas y de fundamentalismos. Si no están, se
les espera, más pronto que tarde.
Llevo ya demasiadas palabras y
nadie va a acabar por leer a entrada, por eso me gustaría cerrar este post
político con preguntas, que es como se deberían cerrar las reflexiones (las
buenas) y no con aseveraciones, consignas y distorsiones que nos llevan por
derroteros a unos y a otros. ¿Qué pide Ciudadanos cuando dice que Sánchez no
debe ceder a la figura del “relator”?, ¿qué quieren hacer con los catalanes que
votan y seguirán votando en ese sentido? Porque si creen que su problema es
Quim Torra, se equivocan. Si se exilia o si acaba preso, mañana habrá otro, más
radical que él, en su lugar. Recuerden: Mas, Puigdemont, Torra. ¿Qué dice VOX
cuando dice que hay que meter al presidente del gobierno en la cárcel?, ¿qué
nos están queriendo decir?, ¿qué España debe ser salvada?, ¿por quiénes?, ¿por
dioses…? No, ya no vivimos en el estado teológico. Seguramente se refieran a
que a España la salva el ejercito. Eso ya tiene un nombre. ¿Qué quiere Pablo
Casado, que ve a su partido desmoronarse día a día…?, ¿de qué lado está?, ¿de
cuántos lados está?
¿Qué espera el President Quim
Torra?, ¿qué espera que pase frente a un Estado que no ha dudado en hacer lo
que ya ha hecho y que nosotros —los que hemos vivido el cansinísimo procés—
hemos visto hacer por culpa de nuestra adoctrinada conciencia? ¿Qué esperamos de los
partidos que vendrán?, ¿qué le pedimos a las instituciones que nos representan y
nos sirven a todos?, ¿qué tenemos que pedirles a nuestros políticos: que digan
lo que nosotros diríamos en el parlamento o que dejen de lado sus intereses de
partido y hagan de verdad políticas que mejoren la vida de las personas?, ¿cuál
es el más indigno de todos los colores?
Tantas preguntas i cap resposta clara.
ResponEliminaBé. Una resposta la tinc clara.
VOX és el NSDAP 2.0 A la Espanyola.
I Abascal de tenir mai poder real farà i complirà el que diu i promet.
I si. Jo no l'hi trobo cap disculpa. CAP.
En la Alemania dels 30 també era infravalorat Adolfito i la seva "troupe"..... I la resta és història (negre)
Abascal és un perill REAL.