Si me dieran una peseta por cada vez que he escuchado una canción de los Beatles, tendría seguramente para un polín de los gordos, alguna nube de a duro y poco más. Pero un día vas de camino a casa y el hijo de la gran puta del pincha de una radio de barrio sabe que tienes jodido el MP3 del coche y te habla a ti, oh, sí, ey... sé que estás ahí... (sabe que estás ahí), y resulta que tiene a bien ponerte, quizá porque se lo haya prometido al último ligue que conoció el domingo en una de esas discotecas para sesentones (los sesenta son los nuevos cincuenta) esa de “Yesterday”, la famosa. Yo no entiendo el inglés. Yo soy inglés nivel medio, como todos los españoles. Yo leo el inglés y me entero de la mitad, lo escucho y no soy capaz de decir ni de qué iba la película. “Ve series en inglés, así aprendes”, ¿y yo para qué quiero aprender inglés, si no me gustan los Beatles? “Pues para viajar”. Pues cuando viajo no quiero que me molesten; ni en inglés ni en ningún idioma.
Yesterday...
all my troubles seemed so far away...
Algo sobre ayer y sobre unos problemas que estaban “far away”, eso es lejos, lo aprendí en la primera de Shrek. Pero la puta música del sesentón discotequero “oh, ey, amigo, sé que estás ahí...” me golpea la amígdala. Una y otra vez, con palabras que cazo al vuelo y la melodía se encarga de dotarlas de todo el sentido del mundo. Son las cuatro de la tarde, esa hora en la que si fuese domingo el mundo (el mío) estaría entrando en ese estado de ensueño que poco a poco desemboca en la rutilante tarde amarilla del domingo. Recuerdo cuando proyecté mi vida y me escapé de José María García porque odio el fútbol, señores: odio el fútbol. ¿Cuántas veces más habré huido? Mil. Primero de José María García, luego de otros compromisos de la semana. ¿”I bilieve un Yesterday?”, ¿cómo va a ser eso?, ¿qué coño...? Creo en el ayer. No se puede creer en el ayer porque el ayer no es un credo ni una homilía ni una letanía. El ayer no está en la Biblia ni en el Corán. “Pienso en el ayer”, será. Dudo de mis conocimientos. Dudo de mi inglés. Dudo de lo que hace dos segundos, antes de escuchar al maldito Lenon, creía que sabía. ¿O McCartney? Ya no sé ni quién cantaba en los Beatles, ¿veis? Todo mi mundo se ha venido abajo.
“Oh..., ey... amigo... si te ha gustado Yesterday, ésta es tu emisora. Hemos venido a joderte la tarde...”
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