Abstract
Un blog de versiones
Blog personal de Carlos Ladera
dijous, 27 de juny del 2019
No sóc català, sóc normal
Abstract
dissabte, 22 de juny del 2019
Barcelona 0.45b Downgrade
Sin que sirva de precedente, hoy me hubiera gustado no haber nacido en Barcelona. Que mi padre no hubiera tenido que abandonar Extremadura o que lo hubiera hecho a bordo de un jet privado camino de los Estados Unidos, en el setenta y algo, en busca de un puñado de dólares que traerse para el pueblo. Hoy me hubiera gustado no conocer tan de cerca la historia de esta ciudad. Sentirme uno de esos turistas que llevan mochilas grandísimas y mapas de papel con los móviles en modo avión o una de esas parejas de cincuentones adinerados que descienden por paseo de Gracia ante los ojos de los dependientes de las tiendas caras que saben bien lo que esperar de la vida y que no tienen, por deformación profesional, tan claro su lugar en el mundo. ¡Que me borrasen la memoria! Eso sería. Justo eso. Pedir un “cafe au laite” en el Zurich, o un café americano con la necesidad de pedir sólo un café porque de donde yo vengo todos lo son. Ah..., sí... cruzarme con Zafón o con Zanón y que fuesen ellos los que me contasen las historias de amor y de sangre que conocen las esquinas consagradas de esta ciudad. Que me contasen todo aquello de las olimpiadas, de los voluntarios. Que no recordase si aquel atentado que salió por la tele fue el de Niza o el de las Ramblas. Escuchar atentado sin la necesidad de pedirles que aten todo. Sólo que me explicasen. Sólo eso. Y conocer a Barcelona como conocer a una chica guapa una noche en una discoteca. Que te devuelva la mirada y te sonría, y que te pongas contento proyectando todo lo que va a pasarte esta noche: fuentes de colores, conciertos urbanos, dar de comer a las palomas sin saber que a menos de doscientos metros... no saberlo, o no saber tanto, o tan de cerca, sería mejor. No sé si elegí el buen camino. Duro es, de cojones. Perdonen la simbología machista y los iconos del heteropatriarcado, soy otra víctima del sistema. Bórrenme la memoria.
diumenge, 17 de març del 2019
La ciudad de los prejuicios
dijous, 7 de març del 2019
El perro de los Vázquezville
Avui han passat moltes coses al món. Tantes com moments i persones hi ha. El feix de moments que jo he acumulat en vint-i-quatre hores es resumeix en unes quantes vivències més que m’endurè a la motxilla dels sentiments, a les pàgines de les meves ficcions o a la tomba. El secret de sumari em limita, la posició em limita, el vidre a través del qual em veu la gent, em veus tu, em limita, i fins i tot em pregunto què és el que faig escrivint altre cop sobre la meva vida, però es que un escriptor sempre i mai ha d’escriure-hi.
Allà, a l’estratosfera de la societat, es jutgen persones perquè els polítics no han estat suficientment honestos per entendre’s entre si. Se m’ennuega la paraula: polític, polític, “pulític...”. Per poc honestos i perquè no son capaços de matar els adversaris. Si no, flipariem.
<<Cenyeix-te a la ficció, Carlos. No caiguis altra cop en el parany>>.
Al comptador, avui, consta una altra Organització Criminal desarticulada per policies sense cara i sense ulls. Policies amb una veu robòtica que arriba a través de les ràdios i dels missatges de Whatsapp que ara es fan servir més que les ràdios. Els dolents, a l’infern, i al voral del camí que hi queden les restes humanes, les ossamentes corvades de la pòlio, els nusos amb greix als cabells que hi manquen: i sense dents i sense llum als ulls. Queden aquells que son queviures per les maquinàries econòmiques que sustenten el crim organitzat. Si li sembla despiadada i impersonal l’adminsitarció, senyora Carme, no vulgui veure mai com comercien els dolents de debò amb l’envà nasal del seu marit, les venes del seu germà o la vagina de la seva filla.
Allà ha quedat quan ens enduiem els seus amos, com si es tractés d’un gos. Un gos sense dents, prim, amb la pell grisa i, ja ho he dit, sense llum als ulls. Un gos enganxat a la heroïna que li proporcionen els trenta-cinc euros al dia que li donen per ocupar-se de tot plegat, seguretat inclosa. Ven d’ell mateix el que no ha tingut mai, potser, “seguretat”. Avuí, en el meu món, han estat trenta-cinc euros al dia i una rulot aparcada a la parcela d’una casa il·luminada només per fora, demà, davant els teus ulls, potser siguin vint per una mamada, cinc-cents per un permís de residència o mil euros per una pallissa.
El resum del dia, però, és que l’estratosfera només ens fa de mirall a tots nosaltres. I que si es tracta de parlar en termes científics, l’infern no està a cap altre lloc que al nucli.
Mira’t.
dimarts, 19 de febrer del 2019
There's a shadow hanging over me
Si me dieran una peseta por cada vez que he escuchado una canción de los Beatles, tendría seguramente para un polín de los gordos, alguna nube de a duro y poco más. Pero un día vas de camino a casa y el hijo de la gran puta del pincha de una radio de barrio sabe que tienes jodido el MP3 del coche y te habla a ti, oh, sí, ey... sé que estás ahí... (sabe que estás ahí), y resulta que tiene a bien ponerte, quizá porque se lo haya prometido al último ligue que conoció el domingo en una de esas discotecas para sesentones (los sesenta son los nuevos cincuenta) esa de “Yesterday”, la famosa. Yo no entiendo el inglés. Yo soy inglés nivel medio, como todos los españoles. Yo leo el inglés y me entero de la mitad, lo escucho y no soy capaz de decir ni de qué iba la película. “Ve series en inglés, así aprendes”, ¿y yo para qué quiero aprender inglés, si no me gustan los Beatles? “Pues para viajar”. Pues cuando viajo no quiero que me molesten; ni en inglés ni en ningún idioma.
Yesterday...
all my troubles seemed so far away...
Algo sobre ayer y sobre unos problemas que estaban “far away”, eso es lejos, lo aprendí en la primera de Shrek. Pero la puta música del sesentón discotequero “oh, ey, amigo, sé que estás ahí...” me golpea la amígdala. Una y otra vez, con palabras que cazo al vuelo y la melodía se encarga de dotarlas de todo el sentido del mundo. Son las cuatro de la tarde, esa hora en la que si fuese domingo el mundo (el mío) estaría entrando en ese estado de ensueño que poco a poco desemboca en la rutilante tarde amarilla del domingo. Recuerdo cuando proyecté mi vida y me escapé de José María García porque odio el fútbol, señores: odio el fútbol. ¿Cuántas veces más habré huido? Mil. Primero de José María García, luego de otros compromisos de la semana. ¿”I bilieve un Yesterday?”, ¿cómo va a ser eso?, ¿qué coño...? Creo en el ayer. No se puede creer en el ayer porque el ayer no es un credo ni una homilía ni una letanía. El ayer no está en la Biblia ni en el Corán. “Pienso en el ayer”, será. Dudo de mis conocimientos. Dudo de mi inglés. Dudo de lo que hace dos segundos, antes de escuchar al maldito Lenon, creía que sabía. ¿O McCartney? Ya no sé ni quién cantaba en los Beatles, ¿veis? Todo mi mundo se ha venido abajo.
“Oh..., ey... amigo... si te ha gustado Yesterday, ésta es tu emisora. Hemos venido a joderte la tarde...”
No sóc català, sóc normal
Abstract El text exposa la idea que el català està en risc, partint de l’ideal en clau sociològica del que es percep c...
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Abstract El text exposa la idea que el català està en risc, partint de l’ideal en clau sociològica del que es percep c...
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Si me dieran una peseta por cada vez que he escuchado una canción de los Beatles, tendría seguramente para un polín de los gordos, alguna nu...
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Introducció: A mesura que he anat avançant en la matèria d’Antropologia Social i Cultural, per la meva manera d’entendre les coses, he inten...